lunes, 29 de enero de 2007

Un nuevo "Habitar"...


Lo dicho por Heidegger sobre la cuaternidad (Ver hipervinculo), deja qué pensar sobre la manera que tenemos los mortales de cerrar nuestros ojos y oidos a la simpleza del habitar la tierra...
Es mas simple crear imagenes mentales o conceptos que encubran lo que esta mas a la mano, que cuidar nuestro habitar.
Los que hayan leido a Heidegger, entenderan lo que digo cuando nombro al "habitar".

Quizas a manera de ejemplo el fenomeno del shopping les ilumine el camino para poder entender a que llamo habitar la tierra:

Los llamados shoppings, abastecidos de miles de productos y servicios, aparentes objetos que calman nuestras tambien aparentes necesidades, se alzan en las ciudades del mundo. Personas lo habitan, pero de que manera?...
Este habitar del shopping de ninguna manera se adapta al habitar de la cuaternidad.
El habitar del shopping permite que se realize el ideal del mercado. El tener la mercancia se ha vuelto mas importante que el pensar que queremos cuando deseamos cierta mercancia. El tener ha reemplazado al ser, gracias a la creacion de lugares repletos de informacion pero carentes de sentido. (sino que sentido tendra pagar una fortuna por un objeto totalmente reemplazable...o que sentido tendra obtener el placer de un minuto de compras dejando de lado el sentido que podria tener un minuto mirando las estrellas)...
Estos no-lugares hacen del hombre un extraño en su propia tierra. (tanto la tierra literalmente hablando como la tierra de su si mismo...)
Perdidos entre los objetos (que no es lo mismo que "cosas") habitamos los hombres de este tiempo. Cargados de estructuras sociales y morales, rigidizados por los esquemas de trabajos y premios, simbiotizados con la vida de las estrellas de television y los modelos de la publicidad, callados por temor a manifestar libremente la esencia particular gracias al progreso de las naciones!...

Desde ahora podemos seguir aclarando lo que significa habitar la tierra, dejar ser al cielo, a los divinos y a los mortales...Ahora en palabras de Heidegger:

"La tierra es la que sirviendo sostiene; la que floreciendo da frutos, extendida en roquedo y aguas, abriéndose en forma de plantas y animales. Cuando decimos tierra, estamos pensando ya con ella los otros Tres, pero, no obstante, no estamos considerando la simplicidad de los Cuatro.

El cielo es el camino arqueado del sol, el curso de la luna en sus distintas fases, el resplandor ambulante de las estrellas, las es taciones del año y el paso de una a otra, la luz y el crepúsculo del día, oscuridad y claridad de la noche, lo hospitalario y lo inhóspito del tiempo que hace, el paso de las nubes y el azul profundo del éter. Cuando decimos cielo, estamos pensando con él los otros Tres, pero no estamos considerando la simplicidad de los Cuatro.

Los divinos son los mensajeros de la divinidad que nos hacen señas. Desde el sagrado prevalecer de aquélla aparece el Dios en su presente o se retira en su velamiento. Cuando nombramos a los divinos, estamos pensando en los otros Tres, pero no estamos considerando la simplicidad de los Cuatro.

Los mortales son los hombres. Se llaman mortales porque pueden morir. Morir significa ser capaz de la muerte como muer te. Sólo el hombre muere, y además de un modo permanente, mientras está en la tierra, bajo el cielo, ante los divinos. Cuando nombramos a los mortales, estamos pensando en los otros Tres pero no estamos considerando la simplicidad de los Cuatro.

Esta unidad de ellos la llamamos la Cuaternidad. Los mortales están en la Cuaternidad al habitar. Pero el rasgo fundamental del habitar es el cuidar (mirar por). Los mortales habitan en el modo como cuidan la Cuaternidad en su esencia. Este cuidar que habita es así cuádruple."

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Intentamos meditar en pos de la esencia del habitar. El siguiente paso sería la pregunta: ¿qué pasa con el habitar en ese tiempo nuestro que da que pensar? Se habla por todas partes, y con razón, de la penuria de viviendas. No sólo se habla, se ponen los medios para remediarla. Se intenta evitar esta penuria haciendo viviendas, fomentando la construcción de viviendas, planificando toda la industria y el negocio de la construcción. Por muy dura y amarga, por muy embarazosa y amenazadora que sea la carestía de viviendas, la auténtica penuria del habitar no consiste en pri mer lugar en la falta de viviendas. La auténtica penuria de viviendas es más antigua aún que las guerras mundiales y las destruc ciones, más antigua aún que el ascenso demográfico sobre la tierra y que la situación de los obreros de la industria. La auténtica penuria del habitar descansa en el hecho de que los mortales primero tienen que volver a buscar la esencia del habitar, de que tienen que aprender primero a habitar. ¿Qué pasaría si la falta de suelo natal del hombre consistiera en que el hombre no considera aún la pro pia penuria del morar como la penuria? Sin embargo, así que el hom bre considera la falta de suelo natal, ya no hay más miseria. Aquélla es, pensándolo bien y teniéndolo bien en cuenta, la única exhortación que llama a los mortales al habitar.

Pero ¿de qué otro modo pueden los mortales corresponder a esta exhortación si no es intentando por su parte, desde ellos mis mos, llevar el habitar a la plenitud de su esencia? Llevarán a cabo esto cuando construyan desde el habitar y piensen para el habitar.

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M. Heidegger . "Construir, habitar y pensar".

A.G.